Mi barco

Mi barco perdió su rumbo, 
tras la tormenta.
Huía, 
si lo hacia con deseo,
para no volver ha aquella tierra,
que sólo tristeza traía consigo.
No tenía paz,
ni consuelo,
solo amor para olvidar.
Ya no habían lagrimas,
el océano le rodeaba y el silencio,
pero aún no llegaba la paz,
esa que el interior necesitaba.
Mi barco perdió su rumbo,
perdió el alma cuando viajaba,
perdió la razón cuando intentaba escapar,
perdió el corazón cuando ya no estabas.
Mi barco perdió su rumbo,
y el mar era la fiel compañera,
en un tormento que hacía muriera de sed.
Las estrellas le traían recuerdos,
de la tierra que tanto amaba,
y ella simplemente ya no le recordaba.
La tormenta azotaba,
y el navegante clamaba por muerte,
pero su pecado,
se pagaba con recordar,
no dejar de amar,
y no morir al intentar olvidar.
Elizabeth Cubillo M.

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