Cuéntame un cuento

Cuéntame ese cuento,
donde te encontraba,
donde soñar no era complicado,
donde la realidad era siempre alegría,
donde la tristeza era el inicio de la historia,
pero la felicidad siempre era la protagonista.
Cuéntame ese cuento,
con el que llore desconsoladamente,
pero me reía como atacada mientras más leías.
Cuéntame ese cuento,
que me cautivaba.
Cuéntame ese cuento,
donde nunca me dejabas,
donde siempre fuiste mío,
sin importar que pasara.
Cuéntame ese cuento,
de ficción, que hacía querer soñar más.
Cuéntame ese cuento,
del cual nunca me aburriré.
Cuéntame ese cuento,
donde te amaba con locura,
y no era un problema.
Cuéntame ese cuento,
donde me dices que el cuento se hace realidad.
Cuéntame lo que sea,
que viniendo de ti,
siempre será un buen cuento.
Elizabeth Cubillo M.

Quizás

Quizás no pueda darte el cielo y las estrellas,
quizás nunca me anime a hablarte,
quizás no comprenda ciertas cosas,
quizás no tenga los mismos gustos,
quizás no siempre este de acuerdo,
quizás nunca termine de conocerte,
quizás no dure lo suficiente,
quizás te conozca demasiado y
nunca deje de amarte.
Son muchos quizás,
pero si sé,
que me vuelves loca cuando te veo,
que haces que las feromonas estén en el aire cuando estas presente,
que no dejo de mirarte cuando estas cerca,
que te quiero junto a mi aunque sea un ratito,
que permaneces en mis pensamientos lo suficiente,
que me gustas más de lo que pensaba,
que aunque estés lejos de mi alcance,
sabes que existo.
Quizás una bobada,
pero si sé,
que se siente bien.
Elizabeth Cubillo M.

Dulces de antojo

Chocolates,
de diferentes formas,
sabores, tamaños.
De paquetes,
caseros.
De cualquier manera son ricos,
pero yo,
sólo estoy antojada de uno.
Que se convirtió en un capricho,
que despierta lujuria.
Produciendo ese nerviosismo,
cuando me mira,
sin que nada alrededor sea impedimento,
para ese tipo de miradas,
llenas de deseo,
ocultas, bajo ropa y silencio.
Nerviosismo, a la primera impresión,
pero luego vino la tentación,
de perderse entre sabores,
llenar de dulce los labios,
las manos y el cuerpo.
Sabores vienes,
sabores van,
pero sólo quiero un sabor en mi paladar,
el chocolate de tu piel.
Elizabeth Cubillo M.

Momento

Con tan poca ropa,
tu cuerpo lleno de vida,
sólo quería recorrer el paisaje,
con mis manos,
sentir el aroma,
sentir el cuerpo,
sentir el calor.
Sonreías mientras me mirabas,
movimientos suaves,
pensamientos sucios,
caricias deseosas,
deseo era lo que el cuerpo gritaba con cada rozar,
con cada beso,
con cada pensamiento.
Una simple atracción,
era lo que las almas sentían
y los cuerpos lograban la magia.
Un jadear,
un ardor,
eran parte del recorrido carnal
y la satisfacción del momento,
que se tornaba eterno.
Mírame, siénteme, desvísteme,
que nuestra cama,
es el punto para saciar
el sexo de ambos,
no lo pienses,
sólo siente y déjate llevar.
Elizabeth Cubillo M.

Hola, adiós

Como decirte adiós,
cuando no te he tenido la oportunidad de decirte hola.
Hola, he tratado de decirlo.
Te he visto,
sí, lo hice,
siempre en bares,
restaurantes,
en la calle,
en sueños.
Con aquella belleza,
que deslumbra a mis ojos.
Y aún hoy no logro decirte hola.
Hola,
mientras duermo suele ser simple decirlo,
hablarte horas en ese micro momento,
que se vuelve eterno mientras la noche pasa.
Hola,
hoy quiero tenerte entre mis sabanas,
para que eso que es sueño deje de serlo.
Adiós,
pues toca despertar,
para lograr encontrarte nuevamente,
y poderte decir hola.
Elizabeth Cubillo M