Una sonrisa

Una sonrisa basto
para saber que sentía en ese momento.
Silencio, nervios,
aquellas miradas delatores entre ambos.
No había más nadie alrededor,
sólo esos cuerpos,
que se deseaban en silencio,
de aquellos corazones que latían más fuerte al verse.
Las almas llegan a conocerse entre sueños,
y exigen la calidez del cuerpo,
que logra esa cercanía, 
para luego decirte de manera simple,
te quiero,
para encontrar lo entretenido de decirte, te adoro,
para encontrar lo interesante de decirte, te amo,
para encontrar increíble decirte, hoy estoy acá para ti.
Una sonrisa basto
para saber que eres a quien esperaba.

Elizabeth Cubillo M.

Engañar

Marcando sueños en una realidad de mentira,
esperando que un torbellino,
me aviente contra la verdadera realidad,
que supone debes ver.
¿Pero que realidad es la que debes afrontar?
Esa en la que quieres correr,
gritarle al mundo,
lo que piensas, lo que sientes,
tratando de conectar mente, corazón y alma.
Pero aún no llega esa realidad,
así que toca
engañar al corazón con amor,
a la mente con la razón,
y el alma engañarle con que te va a encontrar. 
Elizabeth Cubillo M.

Navegar

El barco salió del muelle sin rumbo.
Conocer era su tarea,
crecer su destino.
Navego entre tormentas, 
de día el cielo azul,
de noche estrellado.
Al encontrar tierra el faro le guiaba,
a donde el corazón le indicaba,
para lograr encontrarte,
para volver a sentir,
latir aún más fuerte el corazón 
era una razón para buscarte
y navegar entre mares.
Con esos sueños que las estrellas
y las nubes dibujaban 
en su viaje de descubrimiento,
su figura junto a ese sueño,
el que hacía que el alma se escapara en las noches
para lograr estar junto a ti.
Elizabeth Cubillo M.