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Deje de correr,
cuando te encontré en mi camino.
Deje que la lluvia mojara el cuerpo,
la mente y el corazón.
Ya no tenía que huir.
El cielo, el pensamiento y el sentimiento
se despejaron,
dejando que las estrellas brillaran más,
y me guiaran hasta dónde estabas.
Los sueños regresan,
el latido se vuelve más fuerte,
el camino vuelve a teñirse de colores,
el corazón se vuelve a olvidar de la razón.
Y hoy vuelve a ser una fecha especial.
Feliz día a ti,
que te adueñaste de lo que soy.
Elizabeth Cubillo M.

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